El manjar de los dioses en "La canción del pulque"
- Por: Antonio Factor / @FackPunk
- 8 sept 2015
- 2 Min. de lectura
Los magueyes no sólo son grandes, verdes y espinosos, o parte del típico paisaje inmortalizado en las cintas de Emilio “el indio” Fernández; es mucho más que eso. Pertenece a la flora prehispánica, y desde entonces, las culturas precolombinas de lo que actualmente llamamos México, descubrieron los frutos y beneficios del maguey: el aguamiel, con el cual se elabora el pulque. La tierra fértil del maguey se encuentra en los estados cercanos de la capital como Morelos. Es ahí donde coexisten algunos productores de pulque, que además de comercializarlo, conservan la tradición familiar y cultural de la bebida. Es muy común, y más que eso, un deber, visitar esos lugares y beberlo como parte del ritual turista.
Pero cuando el pulque llega a la ciudad de México, el ritual cambia totalmente y se escriben nuevas historias. Las pulcatas son centros de convivencia de pintorescos personajes de la urbe: trovadores, elegantes señoras de la tercera edad, ex toreros, ex boxeadores y aún más, acongojados (as) que buscan curar sus heridas y penas que la vida ha dejado; o al menos eso es lo que el documental retrata, pues hoy en día las pulquerías son otra cosa.
En Hidalgo, al pulque se le reza y se le canta para que su sabor sea de la mejor calidad; en las pulquerías como “La Pirata”, la gente platica, se cabulean y le cantan a la alegría y al dolor. Todo bajo los efectos de un curado de guayaba, cacahuate, piñón, fresa, avena, nuez, piña, jitomate o simplemente natural.
La canción del pulque (México 2003) es un documental mexicano realizado por Everardo González. Inició como proyecto de tesis para el CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica), pero resultó ser un excelente trabajo audiovisual y antropológico, por lo que estuvo presente en muestras y festivales de cine en el país. También recibió premios como el de la XVlll Muestra de cine mexicano en Guadalajara por mejor cinematografía, mejor edición y mención especial de la Organización Católica Internacional de Cinematografía.
Les recomendamos La canción del pulque y opinamos que el género documental contribuye un aprendizaje, así como nuevas perspectivas sociales y culturales de la realidad, esto más que las cintas de ficción. ¿Ustedes qué opinan?
Hasta la próxima entradita.
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